martes, 8 de julio de 2014

Gracias, D. Alfredo

Ayer por la tarde nos dejaba Alfredo Di Stéfano. Sin ser (yo) un apasionado del fútbol (lo confieso, a estas alturas aún no he visto un solo partido completo del Mundial de Brasil), hay nombres que, obligatoriamente, son una referencia en este deporte y D. Alfredo lo era. Si después de casi cincuenta años de su retirada como jugador, se le sigue considerando como uno de los grandes es porque realmente debió serlo, dentro y fuera del campo, y tanto durante su etapa como jugador, como cuando fue entrenador o presidente de honor del Real Madrid. 
Las leyendas se nos van, y nos quedamos huérfanos de su sabiduría y de su experiencia. Dejan siempre (por eso son leyendas) un importante legado, pero se llevan con ellos gran cantidad de historias y vivencias que nos podrían servir para dar un enfoque adecuado a muchas de las cosas a que nos enfrentamos cada día. Nada sirve si no perdura. Si no somos capaces de transmitir aquello que sabemos, aquello que somos, difícilmente podemos ser recordados cuando ya no estemos, porque nos habremos llevado con nosotros todo aquello que nos caracterizaba. El poder no tiene hoy una relación tan directa con el saber como con el saber transmitir, y siempre vamos a ser más recordados por aquello que enseñamos que por aquello que sabemos. 
Recordaba esta mañana a mi abuelo (otro grande) contándome historias de Di Stefano, de aquel tiempo en que el fútbol era algo tan distinto a lo que hoy es. Recuerdo su admiración por él como jugador y como entrenador. Esos eran los verdaderos ídolos, cuando ese reconocimiento se ganaba en el campo, jugando al fútbol, y no en las noticias de deportes, con las absurdas declaraciones de cada día. 
De mis escasos recuerdos de Di Stéfano, no he olvidado nunca su frase cuando, siendo entrenador del Valencia, en 1986, se consumó el descenso a segunda división: “No se me caerán los anillos por entrenar en segunda”. Y así fue. Cumplió su compromiso y devolvió al equipo a primera, en solo un año, con un excepcional paso por la segunda división, play-off incluido. 
A los grandes no se les caen los anillos por hacer cosas que otros consideran contraindicadas para su “presunta grandeza”. Su genialidad está por encima de las acciones del día a día, esas pequeñas acciones de las que ellos son capaces de hacer grandes hazañas. Tenemos mucho que aprender de D. Alfredo y de quienes son como él. Tenemos mucho que aprender de quienes hacen de la humildad una herramienta para su trabajo y su crecimiento de cada día. Seguramente, entendiendo que todo lo grande destaca por sus pequeños detalles, afrontaremos mejor nuestros objetivos y sabremos apreciar mejor el trabajo de los demás.

martes, 24 de junio de 2014

Porque os lo habéis ganado... ¡Enhorabuena!

GRADUACIÓN GESTORES TURÍSTICOS - GANDIA 2010-2014
Queridas graduadas, queridos graduados, madres, padres, familiares, compañeros profesores y profesoras, buenas tardes a todos.

Ante todo, me gustaría daros las gracias por vuestra invitación a dirigiros unas palabras en vuestro acto de graduación. Para mi fue una alegría saber que contabais conmigo para participar en este día tan importante y que tanto tiempo llevabais esperando.

Ha llegado el momento. Ese momento que veiais siempre tan lejano, se llama HOY. Hoy dejais la Universidad y salís de ella como triunfadores, por la puerta grande. Dejais atrás un periodo de vuestra vida, lleno de anécdotas e historias que recordareis durante muchos años. Una experiencia que considerais, desde este momento, única e inolvidable para vosotros, pero que es solo el primer capítulo de vuestra verdadera vida.

Hace poco más de un año, el 15 de junio, publiqué una entrada en mi perfil de Facebook, en la que os decía “Se acabó el curso. Ya estan las notas finales publicadas, con alegria para unos y tristeza para otros. Esta semana toca relajarse. A la proxima ya os estaré echando de menos. Mucha suerte y a seguir caminando, expertos financieros.” 

Debo decir que, aunque dudo que esa semana pudiese relajarme, sí que es cierto que unos días después echaba de menos ya las clases con vosotros… Y más que las he echado de menos en los últimos meses… Fuisteis un grupo simpático, agradable, trabajador con el que resultó una experiencia muy gratificante la de intentar transmitiros los pormenores de la gestión financiera.

Hoy, a diferencia de lo que decía en aquel mensaje, ya no sois solo expertos financieros. A vuestra habilidad para calcular presupuestos de tesorería, resolver operaciones blancas o analizar umbrales de rentabilidad, unís ahora un amplio currículum que os convierte en graduados universitarios.

Con esto, veo hoy en vuestros ojos un brillo distinto al que vi cuando, un lunes cualquiera, a las nueve de la madrugada, os presentaba a Ruchtie-Lohman, os explicaba el plazo de recuperación descontado o intentaba que superais calcular la amortización de un préstamo por el método americano.

Hoy veo en vuestros ojos el brillo que tenemos todos cuando vemos un sueño hecho realidad. El brillo de la expectación ante lo desconocido. El brillo de la satisfacción del deber cumplido, la meta alcanzada y el sueño hecho realidad.

Habreis oido muchas veces que hay que dejar de soñar, que hay que tener los pies en el suelo. Hoy vengo a deciros que no hagais caso. Que sigais soñando. Que baseis vuestra vida en vuestros sueños. Que ningún sueño puede hacerse realidad, sin haber sido antes un sueño.

Seguid vuestros sueños aplicando la estrategia financiera que tan bien aprendisteis. ¿Los repasamos?

Primero: Diseñad vuestro presupuesto de tesorería, pero controlad vuestro margen de seguridad. Haced de vuestra vida, algo propio. Evitad compararos con los demás. Trazad vuestra hoja de ruta y seguidla con convicción, porque es vuestra. Vigilad que las entradas y salidas se equilibren, que no haya recursos ociosos, que invirtais respetando el riesgo y vigilando la rentabilidad.

Segundo: Haced del esfuerzo vuestra razón de ser. Vivimos en un mundo en que nada se regala. Hay que invertir para obtener beneficios. Habia pensado haceros repetir aquella definición de inversión que tantas veces oisteis en clase pero, por si acaso, mejor la repito yo solo: “sacrificad un beneficio presente para obtener un mayor beneficio futuro”. Aplicad siempre las reglas de capitalización a vuestro esfuerzo. Visualizad el capital final a obtener con cada inversión, pero no os desmoraliceis si, con el tiempo, cambian las condiciones y cambian los resultados. El interés variable tiene esas cosas, pero siempre acaba compensando menores beneficios con mayores satisfacciones.

Tercero: Vivid con pasión cada momento de vuestra vida. Nadie organiza un viaje a un destino que no le gusta ni planea la forma de aburrirse durante un fin de semana. Ponedle sal a la vida, analizad las inversiones con seguridad y con solvencia, pero con la fuerza de la pasión. No la perdais nunca. La vida sin pasión aburre, amuerma y acomoda. La pasión será vuestra motivación para el futuro, para el cambio, para la mejora constante.

Cuarto: Renovaos porque nada es para siempre. Amortizar convenientemente vuestro inmovilizado. No seais inmovilistas, vivid en una actualización constante. El mundo cambia, las necesidades también. Vosotros debeis cambiar con ellos. No seais como las fotos del Poliformat, en las que todos acabais la carrera con la misma cara que la empezasteis. Vivid al dia, considerando el mañana, recordando el ayer, pero adaptandoos siempre a la realidad de cada momento.

Quinto: Aprovechando el vídeo de moda en Facebook y la oportunidad que me dais, os nomino a todos a mojaros. Quien no quiera, no hace falta que me invite a cenar, él o ella se lo pierde. Quien no se moje, pasará por una vida sin riesgos pero sin pasiones. Mojarse es la esencia de la vida, la que nos hace proponernos metas y alcanzarlas, la que nos hace sentirnos fuertes y asumir riesgos. Y ya sabeis, a mayor riesgo, mayor rentabilidad. Una vida rentable requiere asumir riesgos. No perdais nunca la ilusión que supone asumirlos y ver como somos capaces de alcanzar nuestros objetivos.

Y sexto, sobre todo, mirad al futuro. No os dejeis llevar por esa aparente oscuridad del mundo que os rodea. No os creais aquello de que habeis elegido un mal momento para acabar vuestra carrera. No os creais que perteneceis a esa generación sin oportunidades, sin futuro, sin expectativas, que algunos derrotistas han querido transmitir. Sois vosotros quienes pueden y deben cambiar esa imagen. Debeis hacer de vuestra generación, la generación del cambio, de la imaginación, de la innovación. Si el entorno no os da oportunidades, creadlas vosotros. Sentiros fuertes para consolidar vuestro futuro. Será la fuerza mejor empleada de toda vuestra vida.

Vivimos en tiempos de constante cambio. En pocos años hemos cambiado la reprografía por el Poliformat, la diplomatura por el Grado, mañana cambiaremos el verano por la primavera, ayer cambiabamos a Juan Carlos I por Felipe VI, y en unos días cambiaremos, muy a nuestro pesar, de selección campeona del mundo de fútbol… Todo eso no importa. El cambio importante, fundamental para vosotros, es este. Vuestro cambio, vuestra nueva etapa y vuestra adaptación a los retos que supone, vuestra búsqueda constante de oportunidades en un mundo lleno de cambios.

Abrid los ojos y dejad que os brillen siempre ante la imagen que os ofrece vuestro futuro. Visualizad vuestro éxito profesional, vuestra alegría para afrontar los retos, vuestra formación y seguridad para superarlos. Os aguarda, desde hoy, una nueva etapa de la aventura más larga y apasionante de cuantas vais a poder disfrutar: vuestra vida. Vividla y disfrutadla para sacar siempre de ella el mejor partido.

Gracias, de nuevo, por haberme permitido compartir con vosotros este momento y dedicaros estas palabras, y mi más sincera enhorabuena por el esfuerzo que habeis realizado y que os ha llevado a alcanzar el éxito que hoy celebrais.

Disfrutadlo, celebradlo y, sobre todo, aprovechadlo.

Muchas gracias.