miércoles, 11 de mayo de 2011

Esperando resultados

En días como hoy, lo previsible sería hablar de la campaña electoral, de las promesas de un futuro mejor y de lo animadas, y coloridas, que están nuestras calles durante estos quince días. Caféconpastas nació con la intención de nunca defraudar a sus lectores, así que, si eso era lo esperado, vamos a atender esas expectativas, aunque solo sea en parte.
Llevamos solo seis días de campaña (lo siento, aún quedan nueve), si es que puede decirse que las campañas electorales empiezan (o quizá habría que decir, acaban) alguna vez.
¿Alguien recuerda alguna propuesta? ¿Alguien recuerda alguna encuesta? La primera respuesta es, mayoritariamente, no. La segunda, para una amplia mayoría, sí. Ni nos interesa lo que nos dicen, ni nos dicen lo que nos interesa. De ahí que las campañas electorales pasen por nuestras vidas, de la misma forma que pasan los deportes de Antena 3 para quienes no somos del Real Madrid: con cierta repulsa y mucha indiferencia.
Y digo yo, visto que aquí lo único que interesan son los resultados, visto lo nerviosos que se ponen los políticos, lo poco constructivo de algunos discursos y el gasto que supone a los partidos, si lo que interesa saber es el resultado final… ¿por qué no proponemos que las campañas electorales empiecen en el momento en que acaba el recuento de las votaciones? Si, al fin y al cabo, el interés de todos está en el resultado, y no en las propuestas, nos ahorraríamos horas de publicidad en radio y televisiones, decisiones y prohibiciones de la Junta Electoral correspondiente y muchos, muchos, comentarios incómodos que nuestros políticos se dedican entre sí.
Mientras nos tengamos que fiar de las encuestas (por cierto,  alguien podía hacer una encuesta para saber cuanta gente se fía de las encuestas… igual era esa la ultima encuesta de la historia de la estadística) seguiremos andando ciegos en busca, no ya de una previsión fiable, sino de una fuente de comentarios y tertulias que es lo único que nos queda campaña tras campaña.
Dicho  de otra forma, mientras en unas elecciones sigamos teniendo dudas acerca de quien gana, el resultado nunca puede ser bueno. Al fin y al cabo, pase lo que pase, siempre deberían ganar los ciudadanos. Lo demás, son triunfadores secundarios.

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