lunes, 24 de enero de 2011

Aprendiendo actitudes

En estos últimos días, en que estoy retomando el pulso a la vida universitaria, me estoy dando cuenta de que una de las principales inquietudes de los estudiantes es la llegada del  nuevo plan de estudios universitarios (más conocido como Plan Bolonia).
Su preocupación, de momento, no es el plan en sí, sino el cambio que supone, de un sistema ya conocido a otro por conocer . No voy a entrar a juzgar si el nuevo plan es mejor o peor del que teníamos hasta ahora. Es nuevo, y todo lo nuevo, por desconocido, nos da una apariencia diferente, peligrosa y, en algunos casos, aparentemente perjudicial.
Esta situación lleva a que algún/a estudiante se sienta como la princesa Peach, continuamente bajo la amenaza de ser atrapada por el malvado Browser (que en este caso sería el Plan Bolonia). El Plan supone una continua persecución y, con su llegada y el interés por evitarlo, los estudios entran en la modalidad contrarreloj.
Peach tiene, ante esta situación, dos opciones: correr más que Browser-Bolonia para escapar de sus garras, o dejarse alcanzar y adaptarse al cambio. En cualquiera de ellas, aunque ahora lo dude, puede salir beneficiada.
Si Peach decide huir de Bolonia, aprenderá a vivir bajo la presión que supone tener un plazo, definido y corto, para alcanzar un objetivo. No dudes, Peach, que esa situación se repite una y otra vez a lo largo de la vida. Siempre hay un factor externo que nos obliga a correr más de lo que teníamos previsto para alcanzar un objetivo. Momentos así son los que nos ayudan a aprender organización, a emplear la planificación y a soportar la tensión de ver que la fecha se acerca.
Si, por el contrario, la opción es adaptarse al cambio, hay que verlo como algo positivo. Los cambios nos enseñan siempre cosas nuevas. El objetivo de los estudios universitarios debe ser enseñar algo más que conocimientos y habilidades. Cualquier estudiante, como Peach lleva, cuanto menos, doce años de estudios aprendiendo conocimientos y habilidades. Es el momento de empezar a aprender actitudes, de aprender a vivir. Estas actitudes son las que nos enseñarán a ser mejores trabajadores y, como consecuencia, mejores personas (o al revés, como cada uno prefiera), y la enseñanza superior debe encargarse, preferentemente, de conseguir estos objetivos, porque la adaptación al cambio y la adaptabilidad a los nuevos entornos, son las principales lecciones que deben aprenderse, antes o después, para sobrevivir en un ámbito competitivo.
Animo, Peach. Este Browser no est an fiero como aparenta.

2 comentarios:

  1. Hola Carlos!

    Tienes razón con que adaptarse a los cambios es un buen modo de aprendizaje en la época estudiantil que más tarde se puede seguir aplicando.

    El problema más que por el plan de estudio viene marcado por los cambios y el no querer enfrentarse a esos nuevos retos. Como bien dices, actitud. Pero bueno, al fin y al cabo nos tenemos que quejar de todo.

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  2. Así es, Ana. Lo de quejarse es algo innato a la condición humana, pero la capacidad de adaptacion es muy superior a lo que pensamos. Sin darnos cuenta, nos pasamos la vida en un continuo proceso de adaptación al entorno, con la ventaja de que, habitualmente, no nos damos ni cuenta.

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