viernes, 4 de marzo de 2011

La crisis multinivel

Las pasadas navidades, solo unas horas después de que naciera este blog, recibí un mensaje de mi tío Paco en el que decía que este 2011 iba a ser un buen año para la economía porque, de lo contrario, sería la primera vez que políticos y economistas aciertan una predicción.
Realmente, el año no ha hecho más que empezar, pero parece que los economistas van camino de conseguir su primer acierto, mientras que entre los políticos hay división de opiniones y apuestan dependiendo de su color. La verdad es que me convence más otro comentario, que le oí a Leopoldo Abadía, que dice que la crisis acabará cuando Dios quiera y, de momento, no quiere.
Tenemos como costumbre hacer predicciones del mañana sin tener, en absoluto, la certeza de lo que está pasando hoy. No sabemos cuanto nos puede costar llenar el depósito del coche la próxima semana, pero ya queremos dejar claro que, en el próximo semestre, empezaremos a crear empleo neto. Permitidme el atrevimiento, pero tengo serias dudas de que así sea. Si la subida del precio del petróleo amenaza con devolver a Estados Unidos y a Europa a una nueva recesión ¿Va a ser España, que aún no ha salido, la privilegiada para evitarla?
Lo último es que el Gobierno ya ha establecido tres niveles para esta crisis. Deben haber seguido criterios lógicos, al estilo de “Nivel 1: la población aún come, pero menos”, “Nivel 2: la población solo come de vez en cuando”, “Nivel 3: la población ni come ni nos deja comer”. Si, según ellos, estamos aún en nivel 1 y vamos a empezar a salir de la crisis (otra vez, que no hay que olvidar que esta es la crisis de la que más veces se ha empezado a salir), ¿para qué se molestan en definir tanto nivel?
Lo único cierto es que la crisis, ni esta ni ninguna, no se va a solucionar maquillando el lenguaje ni adaptándolo a la situación. Tenemos como costumbre pensar que cuando el lenguaje es optimista, la situación también lo es. Ya no tenemos problemas… estamos inestables, y hablamos de la inestabilidad de la misma forma cuando la rebelión popular de Libia se lleva varios miles de vidas por delante como cuando una borrasca amenaza con regar las comarcas del interior. Así no vamos a ninguna parte. O las cosas se llaman por su nombre, o al final no sabremos ni de qué estamos hablando. Si hay crisis, hay crisis, y si tenemos que salir de ella cuando Dios quiera,… por Dios, que quiera pronto.

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